viernes, septiembre 09, 2005

Capítulo 1. Segunda parte: Ona-Legal y don Nelson.


Capítulo 1.

Segunda parte.
Ona-Legal y don Nelson.


La primera persona que conoció Daniel al llegar a la Isla fue a Ona-Legal. Ella estaba esperándolo a la salida del aeropuerto con una fantástica sonrisa, y un letrero que decía “Bienvenido Daniel Etcheverria”. Daniel se acercó a la joven muy lentamente, mientras trataba de contener la risa, porque ella, no muy agraciada físicamente, estaba con una mano puesta sobre su cintura emulando un maniquí de tienda, y con la otra mano sostenía el letrero como anunciando un producto. Además, estaba vestida con una larga falda de paja, un sostén que parecía hecho de cocos envuelto de telas floreadas, un collar de conchas muy blancas que contrastaban con su piel morena, y exhibiendo los dientes como en un anuncio de pasta dental.

Una vez frente a la joven, él rompió el hielo:


- Hola, yo soy Daniel.

- Hola precioso – respondió ella sin dejar de sonreír – yo soy tu taxista, me envió Nelson amoroso, me llamo Ona-Legal pero puedes decirme simplemente Ona como me dicen mis amigos.

- Mucho gusto Ona – le dijo Daniel riéndose abiertamente.

- Un placer lindo, tienes risa nerviosa, pero relájate estoy acostumbrada a que los hombres sucumban ante mis encantos.


La mujer prácticamente le quitó las maletas, mientras agitaba la cabeza de manera alocada para que su largo pelo volviera su lugar. Ella le dijo “Acompáñame caramelito, la carreta está por acá”. Eso hizo que nuestro agente terminara explotando definitivamente de risa, risa que se fue apagando lentamente cuando verificó que no era una broma lo que había oído.

Ona-Legal se acercó efectivamente a una carreta, puso las dos maletas entre un cajón de tomates y unos sacos, acarició a su caballo, y volvió a sonreír. “Ya amoroso, ¿te puedes subir solo o te tengo que subir en brazos?”. Daniel miró el aeropuerto, aún podía huir de ahí, pero pensando en la cara que pondría Montero decidió subirse a la carreta casi al mismo tiempo que Ona lo hacía.

Una vez que se inició el viaje ya no era tan terrible, los únicos dos problemas eran por una parte, el polvo que se levantaba, ya que el camino era de tierra, y por otro, el sol que daba directo en la cara. Casi fueron 45 minutos de viaje, en donde Daniel sólo se remitía a mirar donde Ona-Legal le señalaba, sin decir palabra alguna; no porque no quisiera, sino porque la joven de unos 23 años, hablaba y hablaba, y hablaba.

Durante el paseo, Daniel quedó maravillado con la arena blanca y el agua de colores turquesa y azul, aparentemente de muy baja profundidad, que decoraban la Playa las Verónicas, la playa más popular de la Isla. También disfrutó mirando la arquitectura del lugar. Ninguna construcción tenía más de tres pisos de altura, todas eran de colores vivos, muchas casas eran antiguas. La mayoría eran de madera. Pero lo que más disfrutó Daniel de esa zona, es que había pavimento, la carreta ya no temblaba ni crujía tanto.

Cuando por fin paró la carreta y Ona le dijo a Daniel “llegamos amoroso”, éste casi instintivamente miró a todos lados y agradeció al Señor que su hotel no era de ramas y hojas de árboles. No era tampoco un hotel de lujo, simplemente era una vieja casona de 3 pisos, de colores blanco y rosado, que en su segundo piso tenía un inmenso letrero que decía “Hotel Nelson, desde 1891”. La casona, estaba ubicada en la calle que parecía ser la más vieja de todas, aunque muy lejos del verdadero centro de la ciudad.

Daniel se bajó del vehículo, y Ona-Legal que por enésima vez le decía “amoroso”, lanzó las maletas sobre el agente con una nueva sonrisa, para luego pedirle que se apurara en dejarlas dentro del hotel, ya que necesitaba que volviera pronto a ayudarla a llevar los tomates y los sacos de sandías. Un poco aturdido aún por lo de las maletas, Daniel dudó si aquello era una petición o una orden, después de todo, no había leído el manual de costumbres de la Isla.

Cinco segundos después, decidió entrar al hotel. En su interior estaba don Nelson, un hombre no muy alto, un poco gordo, de pelo corto, ojos muy negros, vestido con una guayabera, y con un bigote muy cuidado, quien se encontraba discutiendo con una revista, como si la revista le fuese a contestar. El agente le habló dos veces al hombre, preguntando por Nelson, sin embargo éste seguía discutiendo con las hojas de papel. Para esa hora Daniel ya estaba cansado, había tenido que aguantar un largo viaje en avión, un viaje en carreta, y que le lanzaran las maletas, para luego recibir órdenes de quien no era su jefe, así que explotó de rabia y gritó: “Me comunica con el dueño de este hotel por favor”, liberando toda la energía negativa que había acumulado hasta entonces. La respuesta no se se hizo esperar, la mirada de don Nelson se clavó en la del agente quien ya estaba furioso por lo que había leído, y lo increpó diciéndole que él era el dueño y que no tenía porqué hacer un escándalo, ni mucho menos gritar porque no era sordo.

Ambos fueron interrumpidos por un certero comentario de Ona-Legal, “caramelitos, ¿por qué no aprovechan la testosterona entrando el saco de sandías que está en la carreta?”, mientras trataba de señalar la puerta moviéndose con un cajón de tomates. Ambos bajaron el tono de su voz, y sin pensarlo mucho fueron hasta la carreta y entraron el saco de sandías.

Una vez que las sandías ya estaban en la cocina, Nelson aún un poco molesto le comentó a Daniel, que había dejado una carta que había llegado para él sobre un escritorio en la habitación que le habían preparado. Ona-Legal que ya tenía las maletas le dijo que lo acompañara por las escaleras, ambos subieron hasta el piso 3, y caminaron hasta el fondo llegando hasta la puerta 35. La joven dejó las maletas en el suelo, abrió la puerta, hizo pasar a Daniel mientras empujaba las maletas hacia adentro del cuarto, una vez más agitó la cabeza alocadamente para acomodar su cabello y luego extendió sus labios para sonreír. Un segundo después movía coquetamente las llaves con una mano, mientras con la otra hacía señas de pedir limosna. Daniel nuevamente tuvo que contener su risa ante el patético espectáculo. El agente le dio un dolar, y recibió la llave a cambio, inmediatamente Ona se fue, no si antes decirle “gracias bombón, este dólar será sagrado para mi”.

Daniel por fin estaba solo en su habitación, por fin tenía el refugio y el silencio que deseaba. El cuarto no era muy grande, tenía dos ventanas, una cama de plaza y media decorada con un pequeño cojín azul, la cubrecama era del mismo color. A cada lado del lecho había un velador, uno tenía un viejo reloj análogo, y un teléfono, y el otro una pequeña lámpara de pantalla verde. Frente a la cama había una antigua cómoda con un televisor chico. Cerca de la ventana había un viejo escritorio en excelente estado, con una silla quizás igual de antigua pero muy maltratada. Al otro lado había un pequeño baño.

El lugar era muy relajante, el agente fue invadido por un bello sentimiento de nostalgia, ya que el viejo cuarto recordaba a los que habían en la casa de su abuela. Respiró hondo mientras miraba el hermoso cielo azul que enseñaban las ventanas. Tomó el sobre que estaba efectivamente en el escritorio, y lo abrió. En su interior había una nota impresa:


Querido Dany:

Espero que lo estés pasando excelente en la Isla. Oye recuerda que el día 30 la Leona de la Frontera va a dar un concierto en el Planeta de Marisolcita, y tú me prometiste un autógrafo. No se te olvide que comienza a las 09:00 de la noche, si no llegas a ir te mato.

Recuérdale al tío Nelson que te lleve a ver a la Cony para que te de tu plata. En una de esas ella va al concierto y se encuentran ahí, total esa Isla debe ser rechica.

Disfruta las vacaciones y recuerda de mandarme fotos ingrato.

Un abrazo de tu hermanita,

Marcela.


Inmediatamente supo que era un mensaje de Montero, en primer lugar porque Daniel nunca tuvo una hermana, y en segundo lugar porque Marcela era una compañera de trabajo que tenía por costumbre escribir cartas de ese tipo. El saber que no tenía que hacer nada hasta el día siguiente le produjo un gran relajo, además, el aire cálido y con aroma salino que entraba por la ventana, junto a la luz cada instante más tenue hicieron renacer los recuerdos melancólicos que le traía aquel dormitorio. Se reclinó en su cama, miró el techo hasta quedarse dormido.

Despertó a las 5 de la mañana del día siguiente, por fin había dormido profundamente, aunque estaba empapado, se había quedado dormido con la ropa puesta. Le dieron ganas de darse un largo baño, así que como es lógico, se dirigió al baño por primera vez. Nuevamente se decepcionó, era muy pequeño, el lavamanos y el inodoro estaba hechos en una misma pieza, y a su lado había una pequeña ducha. Cualquiera diría que era un armario adaptado para ser baño. No le quedó otra que resignarse a que ahí haría sus necesidades hasta que terminara su misión. Nuevamente inquieto se desnudó y se metió a la ducha, al verla de cerca se dio cuenta que ésta poseía sólo una llave de agua, obviamente era de agua fría. El agente no se había duchado con agua fría desde hace mucho tiempo, así que sus esperanzas de un largo baño se esfumaron definitivamente, desde ese momento no cesó de repetir “bienvenido a The Palomera's Island Daniel”.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Y YOOO?? Y YOOO? CUANDO VOY A APARECEEEERRRR?? AAAAAAAHH ??? CUANDO CUANDO CUANDO?????
salve regina fabiola salve!

Lilith Galactik dijo...

Gracias por visitar mi blog... ¡qué linda tu foto!

Anónimo dijo...

ESTO CADA VEZ SE PONE MAS WENO, estoy listo para mi debut en la patina de coco2 la segunda parte esta wena no has perdido el toke del suspenso aparte que tu haciendo fuerza y más encima con un saco de sandias osea y mas encima arriba de una carreta jajajajajajajajjajajajaja es que te imagino weon y no paro de reir jajajajajajajajjajaja pero weno esas cosas pasan solo en tu cabeza jijijijijijijiji
se despide:
Carlitros Carrillo P.

Anónimo dijo...

Que bueno que voy a aparecer en un concierto en vivo, quiero para mi camerino fruta fresca y agua mineral, leche de cabra para mi baño y un masajista y un estilista.

ahhhhh y muchas luces para mi espectaculo.

Me encanta tu relato ;)