sábado, agosto 05, 2006

Capítulo 1. Cuarta parte: Aires de incertidumbre.


Capítulo 1.

Cuarta parte.
Aires de incertidumbre.

Daniel fue llevado hasta un subterráneo donde había un conjunto de celdas vacías, salvo una en donde podía verse silueta femenina agazapada en un rincón. Las celdas eran oscuras y húmedas, cada una tenía una ventilación enrejada desde donde entraba la poca luz natural que iluminaba el funesto paisaje. Lo que más destacaba era la tranquilidad, un envidiable y profundo silencio, sin duda una verdadera bendición porque ya no tenía que soportar las insistentes preguntas de la fotógrafa de la reina.

A penas fue dejado solo, el agente se retiró lo más cerca de la ventilación posible, alejándose de un penetrante olor a orina que emanaba del suelo de piedra de la prisión; al parecer había sido dejado ahí a propósito. Daniel estaba empezando a disfrutar los cálidos rayos del sol y el aire que entraba por el pequeño agujero con rejas, cuando de repente el aire y el sol se esfumaron para dar paso a un molesto y cegador rayo de luz blanca. Mientras trataba de recuperar la voz y entender que había pasado, sintió la voz de Aleja-Té, quien le volvía a preguntar cuales eran sus planes de terrorismo en The Palomera's Island . Era la gota que rebalsaba el vaso, nuestro agente se encolerizó.

- Señora - gritó el agente - puede apartarse de la ventilación, me gustaría respirar.

- ¿Me estás amenazando verdad? si es así no te tengo miedo. Ahora confiesa, ¿cuál es tu nexo con Bin Laden?

- Sólo quiero un poco de sol y aire, ¿es mucho pedir?

- Te doy todo el sol y aire que quieras, si respondes que "sí" a todas y cada una de mis preguntas. Es fácil, solo debes decir si, y nos ahorramos esta lata de tener que escuchar tu desagradable voz.

Daniel se dio cuenta que no obtenía nada con discutir con aquella mujer, así que respiró lo más hondo posible y se fue al lado más oscuro y fétido de la celda, incluso pensó que era preferible enfermarse y caer en coma que seguir viviendo esa pesadilla, sin embargo, ahora la periodista gritaba con su chillona voz. Además, la idea no le pudo resultar peor, el olor era nauseabundo y dejar de respirar no era la mejor opción, porque tarde o temprano comenzaba a ahogarse y se veía forzado a tragar una bocanada de aire que le generaba arcadas. Pronto aprendió que era mejor respirar lo justo y necesario, lo más lento posible. Cuando ya estaba a punto desmayarse sintió como los guardias de la prisión, alejaban a Aleja-Té mientras ésta despotricaba alegando que ella era amiga de la reina y que por tanto ella podía estar donde quisiera, incluso llegó a decir que haría lo posible para que los condenaran a muerte por expulsarla. Por fin pudo recuperar la ventana y respirar.

Bastaron 10 largos minutos junto a la ventila para que el agente pudiera sobreponerse, nunca antes había disfrutado tanto la briza suave de aquella isla. Mientras se relajaba empezó a sentir susurros femeninos, y unos chillidos que parecían un tímido llanto, venían de la celda más distante. Los sonidos venían de demasiado lejos como para darse cuenta para saber de que hablaban, pero si pudo notar quienes eran las personas que hablaban. Una de ellas era la extraña mujer púrpura, la misma que acompañaba a la reina, y su acompañante era una joven que se tapaba el rostro porque no quería que la vieran llorar mientras se apoyaba en el hombro de la primera, vestía totalmente de negro, y lo único de color que poseía, era una cinta de color rojo, con el que se amarraba el pelo. La visión era conmovedora, sin embargo, para Daniel lo único que importaba era respirar.

A los pocos minutos, las dos mujeres se despidieron lo que acrecentó los quejidos de llanto de la chica de la cintita roja, quien nuevamente se refugió en la parte más oscura de su celda, volviéndose a convertir en tan sólo una silueta femenina. Mientras un guardia cerraba la reja, la mujer de la túnica comenzó a caminar lentamente hasta el agente, sin quitarle en ningún momento la mirada de encima. Daniel comenzó a ponerse nervioso, de pronto respirar ya no era tan importante, cuando la mujer estuvo cerca se tapó la cara con su propia túnica, y permitió escuchar su voz al agente por primera vez:

- Guardia, conduzca este hombre atado y con los ojos vendados hasta la habitación Mana Dublé.

- Mi señora, la reina no quiere que el prisionero salga hasta la hora de la fiesta - respondió el guardia con tono seguro.

- ¿Y ud. pretende que la reina reciba a esta piltrafa con olor a orina y con esa ropa?, si tu quieres ser responsable de ese insulto a su majestad, pues déjalo acá, y tu mismo se lo presentas a la reina.

El guardia acató la orden en silencio, atando y vendando a Daniel, quien estaba feliz de poder salir de esa horrenda prisión, aunque no tenía idea a donde lo conducían. Solo sabía que lo llevarían en un automóvil, para asombro del agente, que ya pensaba que viajaría entre sandías y tomates nuevamente.

Cuando el agente pudo ver la luz al fin, pudo ver lo preciosa que era la habitación Mama Dublé. Estaba en medio de un palacio, la habitación era hexagonal, como parte de una torre. El cielo de la habitación estaba pintado entero de celeste, y en su centro tenía el escudo real de "The Palomera's Island" forjado en oro, y en relieve. Las seis altas murallas que rodeaban a Daniel eran de color verde agua, decoradas con trenzas de oro puro. Cada muralla tenía dos ángeles de oro en posición distinta cada uno con una pequeña lámpara de lágrimas en su mano derecha. Habían tres murallas con inmensos ventanales, de las tres restantes, la de al medio tenía una gran puerta doble, también de color verde, y las otras dos restantes cada una chimenea, con un espejo encima con la forma de las ventanas. De las tres murallas que tenían ventanales, el de al medio tenía un fino sillón para dos personas, de manera muy brillante, con un tapiz rojo decorado con arabescos blancos. Y al centro de la habitación una mesa de madera cuyas patas tenía las mismas trenzas de las murallas.

Daniel aún estaba asombrado con la belleza de aquel lugar, cuando la puerta se abrió. Un hombre entró rápidamente a la habitación, como si huyera de algo, tras el hombre entró la mujer de la túnica púrpura lentamente quien con un además ordenó al guardia que se retirara. El agente aún no entendía nada de lo que estaba ocurriendo. El hombre le preguntó a Daniel cuanto calzaba y que talla de ropa usaba, le midió el cuello, el largo de los brazos, el tiro, la cintura y el largo de los pies, y luego se retiró corriendo sin decir absolutamente nada. La mujer siempre estuvo de pie, simplemente observando, una vez solos ella fue la que rompió el silencio.

- Me debes la vida muchacho, y espero que eso no se te olvide. Pudiste morir en la hoguera y por tanto te exijo la gratitud que humildemente me merezco.

- Si me lo permite, no sé si agradecerle, porque aún no entiendo nada de lo que pasa en este lugar.

- Es más simple de lo que crees. Molestaste a la reina en dos oportunidades, lo suficiente como para que seas ejecutado, y si no fuera por mi influencia sobre su alteza no estarías aquí.

El agente intentó dilucidar que tramaba esta mujer mientras la escuchaba, porque sin duda esos supuestos gestos de benevolencia buscaban algo a cambio, sin embargo, era demasiado pronto como para poder entender que es lo que se tramaba esta mujer.

- Puedo saber tu nombre - replicó el agente.

- Solo pocos tienen ese privilegio - mirando como si la hubiesen insultado - pero dime como todos, Aurora.

- Mucho gusto.

Nuevamente se abrió la puerta para dar paso al mismo señor de antes, esta vez traía ropa muy elegante y un par de zapatos, que dejó en la mesa del centro de la habitación. Tanto Aurora como su acompañante se retiraron, mientras la primera le decía, tienes 10 minutos para cambiarte ya que nuestra conversación no ha terminado.

Bastó que cerraran la puerta para que Daniel recordara que tenía que ir al concierto, miró por cada uno de los ventanales pero era imposible huir de ahí, estaba en un palacio, y por lo menos en un cuarto piso de altura. Así que no tuvo más alternativa que vestirse, ésta vez le dio gracias a Dios por no tener que vestirse con faldas de paja, por fin algo no salía del todo mal.

Cuando terminó de vestirse Daniel se sentó en el sillón, no quería salir de inmediato por ningún motivo. Necesitaba pensar y tranquilizarse, sin embargo, todo lo sucedido le hacía pensar que quizás podía correr la misma suerte de Ojos de Fueyo. A los pocos minutos ya estaba resignado a su suerte, y encomendándose al Señor nuestro agente se miró en uno de los espejos por enésima vez, y salió por aquella puerta.

viernes, septiembre 16, 2005

Mi primer embrujo en The Palomera's Island.

Hace un tiempo mi amiga Barbara Fraser me recomendó que copiara en este blog, los fragmentos relativos a The Palomera's Island de manera que todos quedaran integrados. Así que aceptando su buena sugerencia aquí les dejo el primer texto que escribí sobre la Mística Isla.

Mi primer embrujo en The Palomera's Island.


En uno de mis últimos viajes a The Palomera's Island, aquella isla hogar fecunda en patinadas de cocos, pasó algo inusual.

Junto a mi guía turística de siempre, y mi gran amiga Cecita, decidimos visitar a la Gran Mamá Cony para entrevistarla sobre hechizos de amor, al místico Puerto de Toma de Ramos. Ella nos recibió gustosa, a pesar de tratarse de un día triste.

Mamá Cony estaba rodeada de mucha gente que celebraba un ritual de culto a la muerte, al que muchos lugareños le otorgan calidades mágicas para evitar el extraño mal de la escalera, un mal incurable e irremediable que se produce cuando es rechazada una petición por parte de una autoridad de la Isla, y que mucha veces tiene el caracter de maldición.

El aspecto de Mamá Cony era cansado, pero se mantenía sonriente, las isleñas se caracterizan por su buen humor.

Mientras Cecita se dedicó a tratar de descifrar los símbolos que contenía una simple hoja de papel pegada a una puerta, aproveché para preguntarle a Mamá Cony sobre sus místicos y muy populares hechizos de amor, pero su respuesta fue ejemplarizadora. Con una gran carcajada de Mamá Cony, se dio inicio a un extraño pero clarificador acontecimiento, una mujer apareció de la nada y se coló entre la gente que sufría el luto del mal de la escalera, y se dirigió a mi, me saludó, me dio un beso en la mejilla, y luego desapareció. Esto me demostró una vez más la sabiduría de Mamá Cony, los hechizos de amor no son más que una ilusión.

Esa fue la última vez que vi a Mamá Cony en el Puerto de Toma de Ramos, y creo que existe la leyenda de que nunca más volverá a ese Puerto, ya que a las isleñas de su edad se les asciende a la condición de Egresada; pero eso será parte de otro relato.

EXTRACTO DE LA BITÁCORA DE DANIEL.

martes, septiembre 13, 2005

Capítulo 1. Tercera parte: La Caravana de los Faldas de Paja.


Capítulo 1.

Tercera parte.
La Caravana de los Faldas de Paja.

Cuando ya estaba aburrido de estar encerrado en su habitación y con un poco de hambre nuestro agente decidió tomar desayuno en el comedor del viejo hotel. Se encontró con Ona-Legal que le ofreció un plato típico de la zona llamado "ledanía". El nombre parecía algo suave, pero su al ver su aspecto no era tan seductor. Si bien no le resultaba del todo agradable aquel amable ofrecimiento de Ona, el joven vio el desayuno como todo un reto y aceptó.

Se fue con su extraña masa verde con manchas rojas, a una pequeña mesa junto a una gran ventana que daba a la calle. Tenía esperanzas de poder tomar desayuno tranquilo, y su objetivo se estaba cumpliendo, porque salvo por la presencia de Ona-Legal que corría de un lugar a otro, esa mañana estaba siendo bastante apacible. Acomodándose en su silla, Daniel miró por la ventana que estaba a su lado izquierdo, observando los edificios de la zona, y fascinado por el reflejo del cielo en las ventanas, el cual tenía una bella coloración rosada, y que esa mañana en particular estaba cubierto de muchas nubes de antojadizas formas, que de vez en cuando tapaban el sol. Estando ya relajado, volvió a mirar su plato y jugó un poco con su cuchara tratando de dilucidar que contenía aquella masa. Se armó de valor y lentamente fue acercando el alimento hasta su cara, el olor era penetrante, olía a detergente y eucaliptus, tocó la masa con la punta de la lengua y era bastante dulce. Saboreó un poco y la tragó sin asco, definitivamente la "ledanía" era el plato más sabroso que había comido en mucho tiempo.

Cinco minutos después, comenzaron a sentirse tambores a lo lejos, junto a un gran bullicio. El ruido era un tanto molesto y cada vez parecía venir de más cerca, pero eso no le impedía a Daniel disfrutar su rico desayuno. Cuando el sonido ya se sentía más cerca, pudo distinguir que éste era un tanto arrítmico, un poco fúnebre, lento y pausado, al parecer era una suerte de marcha. A los pocos minutos el ruido ya era insoportable, acabando con la poca paz que Daniel había tenido en la Isla. Mientras se preguntaba: ¿acaso no podía haber una hora de tranquilidad al día en esa pequeño pedazo del mundo?, vio que se acercaba una caravana de hombres vestidos con faldas de paja, cada uno con inmensos tambores. Al medio iba una carroza, parecía una procesión, quizás una marcha fúnebre por el estilo triste de la música. Las mirada de Daniel se clavó en la procesión, al medio llevaban de toda la gente había una carroza, a pesar del ruido el agente consideraba muy entretenida la situación.

Cuando la caravana estaba muy cerca del hotel, Don Nelson y Ona-Legal corrieron rápidamente hasta la puerta, y se arrodillaron; los vecinos y transeúntes hicieron exactamente lo mismo. Todos estaban besando el suelo, salvo Daniel que miraba fascinado por la ventana jugando con la cuchara endulzada con "ledanía". Cuando la carroza estuvo al frente de la ventana, Daniel vio a una mujer, que llevaba una tiara de piedras negras sobre la cabeza. Ella miró unos segundos a la cara del agente, y éste le respondió sonriendo. La joven dio un gritó alarmada al parecer, por la forma en que movía sus labios; desde ese monento la marcha acabó, la carroza se detuvo, y al parecer el show había acabado ya que por fin no había más tambores.

La mujer con la tiara se bajó de la carroza, y Daniel al verla más de cerca se dio cuenta que no tenía más allá de 25 años, y no pudo evitar su risa al ver su vestimenta, ya que tenía un sostén de cocos, pero a diferencia de los que ya había visto, éste se caracterizaba en que cada copa tenía un inmenso diamante a modo de pezón, que combinaban perfectamente con una larga falda, de perlas negras y diamantes un poco más pequeños que los del sostén. La joven abrió un abanico y se ventiló, mientras esperaba que dos mujeres más se bajaran también del antiguo vehículo. Las acompañantes iban dos pasos atrás de la joven de la tiara de perlas negras, una de ellas iba vestida muy elegante y formal, con una cámara colgando de su cuello como un turista japonés, la segunda llevaba una túnica de color púrpura, y un cráneo de oro a modo de medalla, ésta última mantenía su rostro oculto.

Seis guardias con lanzas, vestidos con el mismo uniforme que los tamborileros rodearon a las mujeres. Daniel llevó la cuchara una vez más a su boca, mientras la joven de la tiara caminó hacia la puerta del hotel, empujando con los pies a Ona y a Nelson para que se apartaran; ambos se hicieron a un lado si despegar la cabeza del suelo. En ese momento los guardias entraron y se dirigieron hasta el agente para apuntarlo con las lanzas, un poco más atrás llegaron las tres mujeres, en ese momento Daniel quedó petrificado.

La mujer que llevaba la cámara no paraba de tomarle fotos al agente, con la cuchara aún en la boca y con las lanzas apuntándole, mientras que la otra estaba con los brazos cruzados mirando fijamente. La joven de la tiara pidió a un par de guardias que se apartara, y con el abanico cerrado golpeó la cuchara, haciéndola salir violentamente de la boca de Daniel. Y como si el agente estuviese a 5 metros de distancia le gritó:

- ¿Y tú qué te crees para sonreír el día en que me siento mal?, ¿acaso no respetas la marcha del dolor de la reina?, ¿acaso no te infundo temor y respeto?, ¿cómo osas mirar a la reina mientras pasa su caravana?.

- ¿Perdón? - respondió el agente con un tono bastante pausado - en primer lugar me baja el tonito señora, y en segundo lugar, no tenía idea que había que arrodillarse y dejar de sonreír al escuchar esos odiosos tambores.

Inmediatamente Daniel sintió como las lanzas apretaban su piel, sin llegar a generar herida alguna, casi al mismo tiempo que las acompañantes de la joven gritona deformaban su cara de horror, en ese momento el agente comprendió que no era una broma lo que estaba ocurriendo, y que había cometido un grave error.

La joven de la tiara rompió en una carcajada más fuerte que sus gritos, y le replicó, "Se nota que eres turista, para tu información yo soy Fabiola XXI, Reina de esta Isla, antes de venir estos prepotentes deberían aprender algo sobre costumbres y respeto a las autoridades", Daniel pidió cínicamente las disculpas del caso, aunque un poco preocupado por los indígenas que lo rodeaban.

La mujer de la túnica púrpura mostró su rostro por primera vez, y algo le susurró a la reina. Doña Fabiola abrió su abanico y se volvió a ventilar, luego lo volvió a cerrar y comenzó a empujar el rostro de Daniel con éste, para ver sus facciones de lado a lado. Nuestro agente se sentía humillado, incómodo, impotente, pero no le quedaba más que soportar que esa mujer frotara el abanico de lado a lado por su cara, y de vez en cuando ser golpeado por este.

La reina hizo una seña luego de escuchar las palabras de la mujer de púrpura, y los guardias bajaron sus armas, nuestro agente se sentía un poco más aliviado. Ella lo miró fijamente, y volvió a jugar con su abanico:

- ¿Cuál es tu nombre turista insolente?

- Daniel su majestad, Daniel Etcheverria - respondiendo esta vez un poco más tímido.

- Muy bien Daniel, - dijo la reina, mirando al agente de lado a lado - Vamos a hacer una cosa contigo, como nadie puede ver a una reina directamente en su caravana, y cómo nadie puede sonreír el día en que yo me encuentro triste. Vamos a simular que jamás sonreíste. Aleja-Té - la reina dirigió su mirada a la mujer de la cámara - Tú sabes que hacer con esas fotos. Por otro lado, diremos que el joven insolente es mi amigo personal, porque si los opositores a mi régimen se enteran de que ya no me respetan, se sembrará el caos. ¿Escuchaste bien David?.

- Si su majestad, pero mi nombre es Da...Daniel - respondió titubeando.

- Soy la reina, yo mando acá, te llamarás como yo quiera - gritando una vez más - Tu nombre será Daniel. Bueno, para finiquitar esto, se te espera a las 21:00 horas en mi palacio.

- Su majestad, lo siento mucho pero tengo un compromiso a esa hora - ya casi no le salía la voz a nuestro agente.

- Me hartó este insolente, llévenselo a la cárcel y manténganlo en prisión hasta la hora de la fiesta, que el decida si desea salir libre y aceptar mi invitación, o que se quede encerrado hasta que se pudra. Aleja-Té hazte cargo del manejo mediático del asunto, decida o no decida ir a palacio. He dicho.


La reina le pegó un abanicazo con mucha fuerza esta vez, mientras que los ojos de la periodista brillaron mucho más que los diamantes a modo de pezón de su majestad. La reina se retiró muy molesta, mientras que los guardias rodearon al agente y lo llevaron hasta la cárcel. Pegada todo el tiempo a nuestro agente y tomando fotos cada 30 segundos, Aleja-Té realizaba bombardeos de preguntas tras el ensordecedor sonido de los tambores, preguntas muy impertinentes que Daniel se negó a responder durante todo el viaje. Él fue sin violencia, ya que no servía de nada oponer resistencia a los guardias, sólo empeorarían las cosas.

Cuando encaminaban al agente a la prisión, muchas cosas pasaban por la mente del hombre, cómo mantendría la reserva si estaría detenido, cómo hacer para ir al concierto de la Leona de la Frontera, las ganas que tenía de estar en su casa, la cara que pondría Montero si lo estuviese viendo. Se sentía cansado, humillado, tonto y con mucha mala suerte. Mientras que la periodista le preguntaba sobre a cuántas mujeres había violado antes de que lo expulsaran de su país de origen, si tenía conexiones con algún grupo terrorista, y desde cuándo que era amante de Agua Hirviendo, entre otras absurdas preguntas.

viernes, septiembre 09, 2005

Capítulo 1. Segunda parte: Ona-Legal y don Nelson.


Capítulo 1.

Segunda parte.
Ona-Legal y don Nelson.


La primera persona que conoció Daniel al llegar a la Isla fue a Ona-Legal. Ella estaba esperándolo a la salida del aeropuerto con una fantástica sonrisa, y un letrero que decía “Bienvenido Daniel Etcheverria”. Daniel se acercó a la joven muy lentamente, mientras trataba de contener la risa, porque ella, no muy agraciada físicamente, estaba con una mano puesta sobre su cintura emulando un maniquí de tienda, y con la otra mano sostenía el letrero como anunciando un producto. Además, estaba vestida con una larga falda de paja, un sostén que parecía hecho de cocos envuelto de telas floreadas, un collar de conchas muy blancas que contrastaban con su piel morena, y exhibiendo los dientes como en un anuncio de pasta dental.

Una vez frente a la joven, él rompió el hielo:


- Hola, yo soy Daniel.

- Hola precioso – respondió ella sin dejar de sonreír – yo soy tu taxista, me envió Nelson amoroso, me llamo Ona-Legal pero puedes decirme simplemente Ona como me dicen mis amigos.

- Mucho gusto Ona – le dijo Daniel riéndose abiertamente.

- Un placer lindo, tienes risa nerviosa, pero relájate estoy acostumbrada a que los hombres sucumban ante mis encantos.


La mujer prácticamente le quitó las maletas, mientras agitaba la cabeza de manera alocada para que su largo pelo volviera su lugar. Ella le dijo “Acompáñame caramelito, la carreta está por acá”. Eso hizo que nuestro agente terminara explotando definitivamente de risa, risa que se fue apagando lentamente cuando verificó que no era una broma lo que había oído.

Ona-Legal se acercó efectivamente a una carreta, puso las dos maletas entre un cajón de tomates y unos sacos, acarició a su caballo, y volvió a sonreír. “Ya amoroso, ¿te puedes subir solo o te tengo que subir en brazos?”. Daniel miró el aeropuerto, aún podía huir de ahí, pero pensando en la cara que pondría Montero decidió subirse a la carreta casi al mismo tiempo que Ona lo hacía.

Una vez que se inició el viaje ya no era tan terrible, los únicos dos problemas eran por una parte, el polvo que se levantaba, ya que el camino era de tierra, y por otro, el sol que daba directo en la cara. Casi fueron 45 minutos de viaje, en donde Daniel sólo se remitía a mirar donde Ona-Legal le señalaba, sin decir palabra alguna; no porque no quisiera, sino porque la joven de unos 23 años, hablaba y hablaba, y hablaba.

Durante el paseo, Daniel quedó maravillado con la arena blanca y el agua de colores turquesa y azul, aparentemente de muy baja profundidad, que decoraban la Playa las Verónicas, la playa más popular de la Isla. También disfrutó mirando la arquitectura del lugar. Ninguna construcción tenía más de tres pisos de altura, todas eran de colores vivos, muchas casas eran antiguas. La mayoría eran de madera. Pero lo que más disfrutó Daniel de esa zona, es que había pavimento, la carreta ya no temblaba ni crujía tanto.

Cuando por fin paró la carreta y Ona le dijo a Daniel “llegamos amoroso”, éste casi instintivamente miró a todos lados y agradeció al Señor que su hotel no era de ramas y hojas de árboles. No era tampoco un hotel de lujo, simplemente era una vieja casona de 3 pisos, de colores blanco y rosado, que en su segundo piso tenía un inmenso letrero que decía “Hotel Nelson, desde 1891”. La casona, estaba ubicada en la calle que parecía ser la más vieja de todas, aunque muy lejos del verdadero centro de la ciudad.

Daniel se bajó del vehículo, y Ona-Legal que por enésima vez le decía “amoroso”, lanzó las maletas sobre el agente con una nueva sonrisa, para luego pedirle que se apurara en dejarlas dentro del hotel, ya que necesitaba que volviera pronto a ayudarla a llevar los tomates y los sacos de sandías. Un poco aturdido aún por lo de las maletas, Daniel dudó si aquello era una petición o una orden, después de todo, no había leído el manual de costumbres de la Isla.

Cinco segundos después, decidió entrar al hotel. En su interior estaba don Nelson, un hombre no muy alto, un poco gordo, de pelo corto, ojos muy negros, vestido con una guayabera, y con un bigote muy cuidado, quien se encontraba discutiendo con una revista, como si la revista le fuese a contestar. El agente le habló dos veces al hombre, preguntando por Nelson, sin embargo éste seguía discutiendo con las hojas de papel. Para esa hora Daniel ya estaba cansado, había tenido que aguantar un largo viaje en avión, un viaje en carreta, y que le lanzaran las maletas, para luego recibir órdenes de quien no era su jefe, así que explotó de rabia y gritó: “Me comunica con el dueño de este hotel por favor”, liberando toda la energía negativa que había acumulado hasta entonces. La respuesta no se se hizo esperar, la mirada de don Nelson se clavó en la del agente quien ya estaba furioso por lo que había leído, y lo increpó diciéndole que él era el dueño y que no tenía porqué hacer un escándalo, ni mucho menos gritar porque no era sordo.

Ambos fueron interrumpidos por un certero comentario de Ona-Legal, “caramelitos, ¿por qué no aprovechan la testosterona entrando el saco de sandías que está en la carreta?”, mientras trataba de señalar la puerta moviéndose con un cajón de tomates. Ambos bajaron el tono de su voz, y sin pensarlo mucho fueron hasta la carreta y entraron el saco de sandías.

Una vez que las sandías ya estaban en la cocina, Nelson aún un poco molesto le comentó a Daniel, que había dejado una carta que había llegado para él sobre un escritorio en la habitación que le habían preparado. Ona-Legal que ya tenía las maletas le dijo que lo acompañara por las escaleras, ambos subieron hasta el piso 3, y caminaron hasta el fondo llegando hasta la puerta 35. La joven dejó las maletas en el suelo, abrió la puerta, hizo pasar a Daniel mientras empujaba las maletas hacia adentro del cuarto, una vez más agitó la cabeza alocadamente para acomodar su cabello y luego extendió sus labios para sonreír. Un segundo después movía coquetamente las llaves con una mano, mientras con la otra hacía señas de pedir limosna. Daniel nuevamente tuvo que contener su risa ante el patético espectáculo. El agente le dio un dolar, y recibió la llave a cambio, inmediatamente Ona se fue, no si antes decirle “gracias bombón, este dólar será sagrado para mi”.

Daniel por fin estaba solo en su habitación, por fin tenía el refugio y el silencio que deseaba. El cuarto no era muy grande, tenía dos ventanas, una cama de plaza y media decorada con un pequeño cojín azul, la cubrecama era del mismo color. A cada lado del lecho había un velador, uno tenía un viejo reloj análogo, y un teléfono, y el otro una pequeña lámpara de pantalla verde. Frente a la cama había una antigua cómoda con un televisor chico. Cerca de la ventana había un viejo escritorio en excelente estado, con una silla quizás igual de antigua pero muy maltratada. Al otro lado había un pequeño baño.

El lugar era muy relajante, el agente fue invadido por un bello sentimiento de nostalgia, ya que el viejo cuarto recordaba a los que habían en la casa de su abuela. Respiró hondo mientras miraba el hermoso cielo azul que enseñaban las ventanas. Tomó el sobre que estaba efectivamente en el escritorio, y lo abrió. En su interior había una nota impresa:


Querido Dany:

Espero que lo estés pasando excelente en la Isla. Oye recuerda que el día 30 la Leona de la Frontera va a dar un concierto en el Planeta de Marisolcita, y tú me prometiste un autógrafo. No se te olvide que comienza a las 09:00 de la noche, si no llegas a ir te mato.

Recuérdale al tío Nelson que te lleve a ver a la Cony para que te de tu plata. En una de esas ella va al concierto y se encuentran ahí, total esa Isla debe ser rechica.

Disfruta las vacaciones y recuerda de mandarme fotos ingrato.

Un abrazo de tu hermanita,

Marcela.


Inmediatamente supo que era un mensaje de Montero, en primer lugar porque Daniel nunca tuvo una hermana, y en segundo lugar porque Marcela era una compañera de trabajo que tenía por costumbre escribir cartas de ese tipo. El saber que no tenía que hacer nada hasta el día siguiente le produjo un gran relajo, además, el aire cálido y con aroma salino que entraba por la ventana, junto a la luz cada instante más tenue hicieron renacer los recuerdos melancólicos que le traía aquel dormitorio. Se reclinó en su cama, miró el techo hasta quedarse dormido.

Despertó a las 5 de la mañana del día siguiente, por fin había dormido profundamente, aunque estaba empapado, se había quedado dormido con la ropa puesta. Le dieron ganas de darse un largo baño, así que como es lógico, se dirigió al baño por primera vez. Nuevamente se decepcionó, era muy pequeño, el lavamanos y el inodoro estaba hechos en una misma pieza, y a su lado había una pequeña ducha. Cualquiera diría que era un armario adaptado para ser baño. No le quedó otra que resignarse a que ahí haría sus necesidades hasta que terminara su misión. Nuevamente inquieto se desnudó y se metió a la ducha, al verla de cerca se dio cuenta que ésta poseía sólo una llave de agua, obviamente era de agua fría. El agente no se había duchado con agua fría desde hace mucho tiempo, así que sus esperanzas de un largo baño se esfumaron definitivamente, desde ese momento no cesó de repetir “bienvenido a The Palomera's Island Daniel”.

domingo, septiembre 04, 2005

Capítulo 1. Primera parte: La Misión Inconclusa.


Capítulo 1
.
Primera parte.
La misión inconclusa.


Hace un poco más de cuatro años que Ojos de Fueyo había salido de la puerta negra tras haber hablado con su jefe. A nadie le extraño que saliera con su conocida sonrisa falsa, lo que significaba que le habían dado una misión fuera del país. El agente hizo lo habitual, se dirigió a su escritorio, tomó un libro y una carpeta con papeles que guardaba celosamente bajo llave, en el mismo cajón de siempre, para luego colocarse su anticuado sombrero negro y después perderse de la vista de todos, sin despedirse. Sin embargo, sólo aquellos que ya llevaban más de 10 años trabajando para la Fundación, y que por lo demás ya conocían muy bien a Ojos de Fueyo, pudieron percatarse que había algo que hacía distinto este viaje a otros. Se veía cansado, distraído, y un par de ojeras lo hacían verse un poco más triste de lo que se mostraba siempre en su oficina.

Nunca nadie supo con certeza cual era la misión real que Ojos de Fueyo tenía, ya que al parecer se desvió de la que le había encomendado su superior. Como era habitual, al día siguiente partió de Santiago rumbo a su destino sin decir absolutamente nada, no sólo por su estricto apego a las normas sobre privacidad y secreto profesional que lo regían, sino que también porque desde muy niño fue reservado.

Desde ese día muchas personas han abierto la mal llamada puerta negra, pero no por el agente Ojos de Fueyo.

A los diez meses después, llegó una carta dirigida a la Fundación, y que no tenía destinatario específico, así que Teresa Clark la encargada de recepción, abrió sin ningún temor la carta, después de todo ya había abierto miles de cartas sin recibir reclamo alguno de parte de nadie. La carta provenía de un lugar que Teresa no había escuchado en su vida jamás, The Palomera's Island, en el interior del sobre venía una corta nota que decía: “Ojos de Fueyo no llegó a la Casa 105, lleva 10 días desaparecido”, la nota no venía firmada por nadie, pero tenía un membrete que decía Agrupación de Egresados.

Un fuerte escalofrío recorrió la espalda de la secretaria mientras se le erizaba la piel. Lejos de estar triste por la noticia, estaba muy emocionada, porque por fin después de pasar muchos meses aburrida tenía la copucha más buena desde que inventó el divorcio entre Piero y Manuel. Sin esperar más tiempo, fue corriendo hasta el segundo piso del viejo edificio, extendió sus brazos y gritó como si se hubiese ganado la lotería, “jefe jefe Fueyooooooooo se murió, Fueyoooooo se murió”, mientras en una mano tenía el sobre y en la otra la nota.

La paz en la oficina se quebró inmediatamente ante la trágica noticia, y por un minuto las miradas se fijaron en Teresita, quien se volvía a sentir importante. La puerta negra se abrió y apareció el señor Montero, el jefe. Las miradas inmediatamente cambiaron de dirección, todos quería saber si el director volvería a armar el típico escándalo de siempre, pero todos se equivocaron, ya que se limitó a hacer un gesto, y pedirle a Teresa que entrara a su despacho.

Todos volvieron a sus labores habituales, aunque nadie estaba concentrado, era obvio que todos se derretían por saber que estaba ocurriendo en la habitación contigua. Nueve minutos después se volvió a romper la calma, pero esta vez en absoluto silencio, Teresa salió mucho más calmada, con la frente en alto, aunque con un rostro muy serio y enrojecido por la rabia que trataba de no demostrar. Nadie se atrevió a preguntar nada a pesar de la enorme curiosidad que los invadía.

Esa misma tarde, y casi al final del día, cuando ya todos contaban los minutos para irse a sus casas, el funcionario más joven y más delgado de toda la Fundación, fue llamado por el jefe, ahí le sería encomendada su primera misión, su nombre era Daniel Etcheverria. El joven se dirigió a la oficina, saludó al señor Montero, y éste le pidió que tomara asiento; el nerviosismo del joven era evidente, le temblaba la voz y una gota de transpiración le recorría su frente. Tenía motivos para estar así, después de todo llevaba tan sólo dos meses en la institución y había cometido un par de errores graves, si bien últimamente no había cometido ninguna equivocación, temía una nueva reprimenda o lo que era peor, un eventual despido, y en su cabeza trataba de buscar la razón del llamado, pero su esfuerzo era en vano.

El jefe fue escueto y preciso, le dijo que se calmara y que ahí tenía los antecedentes de su primera misión en una delgada carpeta, junto a una carta de instrucciones, y un boleto de avión para las 16:00 hrs del día siguiente, con destino a The Palomera's Island. Dicho esto le deseó buen viaje y le indicó que ya se podía retirar.

Cuando salió no se pudo despedir de nadie, no porque no quisiera ya que había mucha gente que sabía que extrañaría, sino porque ya todos se habían ido. Al ver los pasillos vacíos se sintió más solo que nunca, había algo en su interior que le indicaba que ese viaje no iba a ser precisamente un viaje de placer, ni mucho menos unas vacaciones. Se despidió de la única persona que estaba en ese lugar, un guardia que no conocía y del cual nunca supo el nombre. Se lamentó falsamente el abandonar el calor que había en la Fundación, para dejarse abrigar por un fuerte viento helado. Pero lo único que deseaba realmente era llegar a su casa.

Cometió el error de irse a casa caminando ya que vivía cerca. Pero la caminata y el frío imperante en esa tarde de Agosto no hacían más que aumentar los pensamientos de fatalidad y de miedo hacia lo que le esperaba; después de todo, Ojos de Fueyo podría estar muerto, y él podría ser el siguiente. Como era de esperar, inmediatamente al llegar a casa, Daniel encendió la única estufa que tenía, y se dispuso a hacer las maletas pensando en si volvería a su casa pronto.

Cuando ya había arreglado todo, tomó la carpeta que le dio Montero con mucha ansiedad, y con las esperanzas de tranquilizarse leyó todos los papeles una y otra vez, pero su nerviosismo lo llevaba a entender muy poco de lo que leía. La carta de instrucciones era mucho más breve que lo que le había dicho el jefe. Junto con indicarle todas las reglas sobre mantener la discreción, le indicaba que debía llegar a la Isla, alojarse en el Hotel Nelson donde ya estaba hecha la reservación y que sólo podía comunicarse con el propietario de ese lugar que tenía el mismo nombre. Esa persona le entregaría las indicaciones para encontrar a una persona que lo llevaría hasta la Agrupación de Egresados de la Isla, para recopilar todos los datos posibles relativos a la desaparición de Ojos de Fueyo, y que se pusiera al tanto de su investigación si el agente perdido no reaparecía dentro de los 15 días siguientes a su arribo a The Palomera's Island.

La carpeta contenía variada información, se dividía en dos partes, una se remitía a la antigua misión de Ojos de Fueyo, y que se componía de algunos informes secretos del ya mencionado agente, variadas cartas del señor Montero, y muchos recortes de prensa que hablaban de secuestros, desapariciones, extraños sucesos en la isla, y una serie de mitos y leyendas que los isleños usaban para explicar tales hechos. La segunda parte, era un poco más aburrida, ya que se dedicaba a explicar las costumbres, un poco de la geografía del lugar, los sitios turísticos, las comidas, etc.

Daniel no pudo dormir bien esa noche, por su cabeza pasaban una y otra vez las imágenes del día, los gritos de Teresita, la mirada parca de su jefe entregándole la carpeta, más lo que salía en los recortes de prensa.

Al día siguiente llegó muy temprano al aeropuerto, abordó el avión y durmió prácticamente todo el viaje, se despertó muy poco antes de aterrizar, y fue en ese entonces cuando tuvo la primera imagen de la isla, su primera impresión fue que era mucho más grande de lo que imaginaba, y que prometía ser hermosa. Lo único que quería en ese momento nuestro joven amigo era pisar por primera vez ese suelo, y enfrentar lo que le esperaba, no sabía que desde ese día aquella isla paradisíaca iba a ser su droga de por vida, transformándose en su fuente de amor y dolor, de sueño y pesadilla, y de angustia y tranquilidad.

martes, agosto 30, 2005

POLP

POLP.

Intérprete: Leona de la Frontera.


Coro:

Polp polp polp mi vida,
polp polp polp señor,
polp polp polp mi cielo.
Soy tu polp polp de amor.

I.

Mírame isleño malo,
mírame que soy un polp.
Yo nunca te haría daño,
entrégame tu amor.

Tú me robaste alma,
y es delito ser ladrón,
si quieres vivir con calma,
acepta que yo soy tu polp.

II.

Tú ya engañaste a Cuneo,
venciste al Millaleón,
no le temes al Techi-Vale,
enfrenta ahora un polp.

Atrévete isleño malo,
y prueba con un polp,
se acabaría el daño,
y ganarías reputación.


viernes, agosto 26, 2005

La reclusión de un mero espectador.


Llevo una semana recluido en este viejo hotel, ha sido una semana lluviosa, pero se espera que mañana salga el sol. Cuando llegué pensé que el agotamiento se debía al largo viaje, pero me equivoqué, la causa era mucho más profunda de lo que me esperaba. Creo que aún no estoy preparado para enfrentar mi destino en esta tan bella Isla.

Pude haber hecho muchas cosas durante la semana, pero solamente me dediqué a ver televisión, a leer el diario, y a mirar por la ventana. Es extraño, pero no recordaba a esta zona del mundo tan ruidosa y tan movida, quizás ha sido el tiempo el que me hizo idealizar este trozo de tierra. Pero no todo ha sido malo, me he divertido mucho viendo dos insólitos video-clip, pero a la vez muy rítmicos de "La Leona de la Frontera" llamados "Mira tu rulo" y "Yo sola lo cociné".

Lo único que me sacó de mi letargo y rutina fue un pequeño temblor esta mañana, que me hizo recordar dos cosas, la habitualidad sísmica de mi lejano y querido Santiago, y la leyenda que existe entre los isleños, que cada vez que tiembla es porque el mítico hombre-elefante Millaleón ha atrapado a alguna presa y la ha sacrificado para mantener vivo el calor del Volcán Techi-Vale.

Dicen que Ojos de Fueyo ha sido el único que ha logrado ver al Millaleón y sobrevivir. Pero se dicen muchas cosas de Ojos de Fueyo.

Bueno, pero es tarde, tendré que armarme de valor y salir a recorrer la Isla, y dejar de ser un mero espectador de lo que pasa en este mítico lugar.

EXTRACTO DE LA BITÁCORA DE DANIEL.

sábado, agosto 20, 2005

Bañémonos desnudos con Agua Hirviendo.


Arancibia's News.


Política Isleña.

Bañémonos desnudos con Agua Hirviendo.
Acuneo Cuneo estudiará medidas legales para impedir el evento.
20 de Agosto de 2005.

PLAYA LAS VERÓNICAS: La nueva política de la destacada activista Agua Hirviendo está generando nuevos dolores de cabeza para el alcalde Acuneo Cuneo, y no es para menos, ya que aún no se repone de la más nefasta Fiesta de Toma de Ramos de la historia.
Agua Hirviendo, no contenta con enviar mensajes de reclamo a la oficina del alcalde sin la ayuda de su apoderado, a decidido llamar la atensión de una manera mucho más provocadora, está invitando a toda persona, no importando su sexo o su edad, para protestar contra las costumbres sociales de Represión Sexual Fememina imperantes en la Isla, nada menos que desnudos.
El primer llamado se verificó ayer por la noche en el conocido pub "El Planeta de Marisolcita", lugar de encuentro de los seres más escándalosos de la Isla, y altamente recomentable. En principio la marcha titulada "Bañémonos desnudos con Agua Hirviendo", se realizaría el día sábado 27 del presente, en la Playa de las Verónicas a las 03:00 de la tarde.
La respuesta de la administración no se ha hecho esperar y se está estudiando la posibilidad de iniciar acciones judiciales, ya que la condición de egresada de la activista la hace inmune a las sanciones del Comité de Ética que preside el Alcalde.
Aleja-Té.


Rompiendo un juramento.


He tomado la gran decisión de volver a The Palomera's Island, aquel místico, extraño y primitivo lugar que juré hace años no volver a pisar. Llevo dos largos días sin dormir, la misma cantidad de días que han pasado desde que recibí la carta de Mamá Cony informando la desaparición de Cecita. La verdad es que hace mucho que no hablaba con Cecita, pero no le di mayor importancia hasta el mensaje de Mamá Cony, en su casa de Miami no contestan, y su celular está apagado. Ojalá que sólo sea una falsa alarma y que se encuentre bailando música Juju en alguna parte de esa bendita isla, que tanto odia y ama a la vez. Aunque en realidad temo que esta mujer se haya armado de valor y se haya internado en los bosques para descubrir que pasó realmente con Ojos de Fueyo.

A pesar de estar decidido, aún tengo temores. Tengo tanto miedo a que la Reina Fabiola se entere de mi presencia en la Isla y que nuevamente me invite a esos almuerzos forzados en honor a Abú-Edú. No es que tenga nada contra la Reina, pero tiene algunas costumbres propias de la Isla que aún no puedo soportar. Además, a esos banquetes, generalmente van personas que nunca han sido de mi agrado, sobre todo aquella periodista del único diario de la zona Arancibia's News, su nombre es muy apropiado Aleja-Té, en fin, creo que es la única periodista del mundo que pregunta y se responde sola, para luego auto-corregirse, y auto-entrevistarse en tu presencia. Tampoco es de mi agrado soportar los sesgados comentarios de Acuneo Cuneo, sobre la ingratitud de los isleños y su manifiesto descontento, sin siquiera hacer una revisión de su administración que está dejando bastante que desear. El hecho de recordar a esa gente me hace entender el porqué Ticia escogió irse a sus anheladas “Américas".

Ignoro que me espera en aquellas lejanas tierras, tengo tantos sentimientos encontrados que reflotan, por un lado me pone contento volver a esa tierra, por otro lado no quisiera repetir malas experiencias. Me es imposible olvidar las divertidas playas de Las Verónicas, un lugar donde está absolutamente prohibido estudiar; cómo no recordar también, la fortaleza y la lucha contra el machismo de Agua Hirviendo; o la contestataria música de la Leona de la Frontera; o como evitar no conmoverse con el amor prohibido entre Labo-Jara y Ona-Legal.

Creo que el recuerdo más emocionante fue el de mi visita al Cerro Escalera durante mi primer viaje a la Isla, estaba muy ansioso por ver con mis propios ojos El Faro Mágico. Recuerdo que me acompañó Mamá Cony para que no me perdiera en el lugar, subimos un bellísimo cerro con forma de escalera (de ahí su nombre), y al llegar a la cumbre Mamá Cony me señaló el cielo. Sentí un escalofrío, estaba viendo algo maravilloso, había un faro en el cielo, cerca de las nubes, un faro que sólo se veía llegando a la cumbre del cielo. Según la leyenda, el Cerro Escalera era mucho más grande en la antigüedad de lo que es ahora, y el Faro fue construido para iluminar a todos los aspirantes al gran Título en su camino para encontrar las respuestas del Examen Final; pero a medida que cada generación de aspirantes cae en ingratitud con la ayuda que les entrega el Faro, el cerro pierde un escalón.

Yo nunca pensé que la imagen más impresionante, estaba por venir. Al bajar el Cerro, Mamá Cony y yo vimos a una mujer pasar a nuestro lado, mi querida amiga se puso nerviosa porque tenía todas las características de uno de los seres más místicos de la Isla, La Niña de la Palomera. Con mi curiosidad de siempre, me di vuelta y me escondí torpemente entre las plantas, Mamá Cony trató de hacer lo mismo que yo, por supuesto que todo fue inútil, la misteriosa mujer nos vio, nos miró fijamente, sonrió, y desapareció, esa fue la primera vez que vi a la misteriosa Niña de la Palomera. Lamentablemente, Mama Cony y yo cometimos el error de hablar de este tema en las oficinas del alcalde, en donde hasta el día de hoy somos blanco de burlas de las secretarías del lugar.

Bueno, es hora de ir a dormir, y dejar de alimentar mis temores y ansias, ya que ya falta poco para volver a la tierra más mágica del mundo, The Palomera's Island.

EXTRACTO DE LA BITÁCORA DE DANIEL.

viernes, agosto 19, 2005

Ociosidad Tronoza.


Es viernes, a fuera hace frío, a lo lejos siento el sonido del televisor fusionándose con chillidos en la tina, mis ojos están irritados y me pregunto "y yo qué hago aquí", así como lo hizo hace mucho tiempo un espíritu atrapado en una gravación de transcomunicación.

Podría dar muchas respuestas para justificar el por qué estoy acá, la primera es que mi profesor de electivo nos mandó, y yo como niño bueno le hice caso, la segunda era saber que tan difícil era crear un blog en el tradicional blogger, y la tercera, que es la motivación real y más sincera que puedo dar, es... DE PURO OCIOSO.

Bueno, muy pronto comenzaré a escribir de verdad.

Chao, cuídense y que estén bien.

Daniel Alberto Silanes Puentes.